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Revista Metro Weber 3

El diseño como herramienta de inclusión.

A lo largo del siglos XIX y XX se ha producido un desarrollo urbanístico sin precedentes debido al crecimiento demográfico y a la emigración de la población desde las zonas rurales hasta la ciudad. El problema de la ciudad futura es fundamentalmente un problema ecológico que afecta a la globalidad de sus habitantes y territorios, ya que ha superado la escala habitual de la ciudad, la región o el país. El ciclo de concebir, proyectar, construir, habitar y demoler, eventualmente reciclar, implica una importante presión sobre el ambiente que, como mínimo, tiene una duración media estimada entre 30 y 50 años. Ante este panorama resulta imprescindible desarrollar estrategias viables para la reducción del impacto de la construcción (y con ello la reducción de la denominada huella de carbono), desarrollando un estándar de edificación que tienda al cierre de los ciclos naturales, de la materia, la energía y el agua;  que considere su ciclo de vida, o vida útil, y que incorpore medidas para incrementar la salud y el confort de los usuarios, estos dos últimos conceptos agrupados bajo la palabra bio habitabilidad. A simple vista se observa que los planteamientos que acompañan al cuerpo teórico de la cultura de la sostenibilidad tienen una fuerte carga ideológica pero su realización es sumamente tecnológica y hasta el día de hoy claramente ajena al proyecto y más interesada en aspectos puramente económicos. Apenas hemos explorado el potencial arquitectónico, del diseño y del paisaje que las tecnologías asociadas a la sostenibilidad han desarrollado. Necesitamos nuevos paradigmas resultantes de la integración de los nuevos conocimientos y recursos para componer, con todo ello, nuevas técnicas de proyecto.[1]

Dentro de esta mirada la apuesta a una economía circular, en donde el residuo industrial vuelve a usarse como materia prima para un segundo producto, da lugar a propuestas innovadoras no sólo en términos de diseño sino en la generación de nuevos modelos de gestión productiva y de extensión con la comunidad. En este sentido cobra especial interés una serie de talleres realizados desde la Unidad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNSAM en conjunto con distintas organizaciones sociales del partido de Gral. San Martín.

El primero, realizado junto con la Asociación Civil M.A.M.A. (que desde 1983 trabaja en Hogares convivenciales) y seleccionado dentro de la 15 Convocatoria de Proyectos de Extensión de la Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias, tuvo como destinatarias madres adolescentes de entre 13 y 18 años, que constituyen un grupo poblacional con desventajas vinculadas con la falta de inserción en la educación formal y en el mercado de trabajo. El taller estuvo a cargo de Alejandro Sarmiento, diseñador industrial argentino, que ha trabajado con el diseño de mobiliario, utensilios domésticos y escenografías, utilizando materiales muy diversos como plástico, aluminio y cuero, entre otros. Sarmiento, que ha trabajado especialmente con Pet (tereftalato de polietileno), un tipo de plástico muy usado en envases plásticos de bebidas y textiles, se ha especializado en el desarrollo de estrategias de diseño a partir del recilaje, el reuso y la refuncionalización de distintos tipos de descartes industriales, residuos sólidos urbanos y material estándar, al que le da otra oportunidad como futuro objeto. Junto con Miki Friedenbach, diseñador industrial, creó Contenido Neto en 2002, uno de los proyectos más innovadores de los últimos años en el campo del diseño, que apuntó a ofrecer propuestas productivas a partir de materiales generados de los desperdicios, como la adaptación moderna de un tiento de cuero para reciclar las botellas de Pet.

La utilización del Pet en envases de bebidas está muy difundida y es creciente. Si bien el material es inerte, no es biodegradable por lo que su gran consumo y escasa reutilización produce serios problemas de polución ambiental, afectando la limpieza de las ciudades y espacios turísticos y entorpeciendo los sistemas de drenaje urbanos. El reciclado de Pet debe ser encuadrado en la  llamada Estrategia de las «RRR» (reducir, reutilizar y reciclar) de desarrollo sustentable que promueven los organismos internacionales (PNUMA/ ONU)  que implica acciones en toda la cadena producción-consumo. Existen dos métodos industriales de reciclado postconsumo, el mecánico y el químico. El proceso de recuperación mecánico se divide en dos fases. En la primera se procede a la identificación y clasificación de botellas, lavado y separación de etiquetas, triturado, separación de partículas pesadas de otros materiales como polipropileno, polietileno de alta densidad, etc; lavado final, secado mecánico y almacenaje de la escama. En la segunda fase, esta escama de gran pureza se grancea; se seca, se incrementa su viscosidad y se cristaliza, quedando apta para su transformación en nuevos elementos de PET. El reciclado químico se realiza a través de dos procesos: la metanólisis y la glicólisis. Básicamente, en ambos, tras procesos mecánicos de limpieza y lavado, el PET se deshace o depolimeriza; se separan las moléculas que lo componen para, posteriormente, ser empleadas de nuevo en la fabricación de PET.

La situación que dio origen a este taller fue la convicción de que desde el diseño se podía dar una respuesta tecnológica a una necesidad de orden social, el empleo productivo digno de miles de personas que se han volcado a la recolección de residuos domiciliarios empujados por el desempleo masivo- y de orden ambiental, la reducción de la polución urbana a través del reciclado post consumo de envases de PET. La respuesta es una tecnología que permite el reciclado post consumo a través de un nuevo método mecánico, sustentado en la invención de una herramienta de corte que, por su sencillez y bajo costo, es apta para ser apropiada por estos u otros sectores vulnerables de la sociedad para producir objetos comercializables. Con la consigna «el diseño como herramienta de inclusión», el objetivo primordial de este taller fue iniciar y capacitar a las asistentes en un oficio: con materia prima gratis y la aplicación de baja tecnología. Dos condiciones fundamentales y de gran potencial teniendo en cuenta que, una vez aprehendida esta nueva práctica, estas mujeres pueden replicar estas técnicas para la producción de objetos de uso propio o para la venta, sin necesidad de realizar una inversión y logrando un ingreso genuino para ellas y sus familias. Durante los primeros encuentros las participantes del taller fueron adiestradas en el uso de una herramienta manual que les permitió obtener un «hilo» de Pet de distintos espesores. A partir de allí su «tejido» abre infinitas posibilidades: bolsos, carteras, individuales, alambres para gallineros, escobas, cepillos, etc. que, con la ayuda de la mirada aguda de Alejandro Sarmiento, se convierten en nuevos objetos con una carga estética que invisibiliza el origen de su materia prima. Otro de los objetivos que persiguen estos talleres es el de detectar, dentro de sus participantes, potenciales «nuevos instructores» para que, a partir de su capacitación, puedan viralizar este tipo de emprendimientos que buscan visibilizar el potencial oculto y latente de nuestra comunidad.

Para obtener más información:

www.alejandrosarmiento.com.ar

www.facebook.com/Alejandro-Sarmiento

you tube: Pet bottles cutter, Alejandro Sarmiento

 

Roberto Busnelli, arquitecto.

[1] Juan Herreros, «Transferencias», por un pensar técnico. Libro Arquitectura y Técnica, compilador Dr. Arq. Jorge Sarquis, pag. 67, Editorial Nobuko, Buenos Aires, abril 2008.